Desde Noviembre del 2007, a los extrajeros que entran en Japón, se les requiere una foto de la cara y la muestra de sus huellas digitales. Si alguien rehusa este procedimiento, no se le permite entrar y se le pide que abandone Japón. Sólamente los menores de 16 años, diplomáticos, oficiales y los koreanos residentes en Japón (tienen permiso de residencia permanente), se les excluyó de esta burocracia.
Si el departamento de inmigración japonés toma las huellas dactilares de los extranjeros… ¿supone esto una invasión de la privacidad? No, puesto que las huellas dactilares de una persona, no se consideran privadas.
Antes de hablar sobre privacidad, debemos saber lo que es. La privacidad es la información que una persona no quiere mostrar a los demás. Por lo tanto, este factor es relativo según la persona interesada y varía según cada uno.
Por ejemplo, si una persona no quiere que otros sepan información acerca de su profesión o estudios realizados, y sin embargo se le requiere esta información al entrar en un trabajo nuevo, no tiene otra opción que proporcionarla, o abandonar la idea de entrar en ese trabajo.
De la misma forma, si alguien no quiere ofrecer sus huellas dactilares al entrar a Japón, se le ofrece la posibilidad de abandonar Japón. Pero… ¿por qué alguien no querría dejar las muestras de sus huellas dactilares en Inmigración Japonesa? ¿Esta persona tiene grandes probabilidades de estar envuelto en crímenes? Posiblemente…
Aquí el vídeo donde se requieren las huellas, la foto de la cara y se realiza un cuestionario sobre el motivo del viaje.