Sistemas digestivos

El sistema digestivo convierte los alimentos en materiales que las células pueden utilizar. Los animales engullen su comida, ya sean plantas o carne. La comida pasa por el aparato digestivo (normalmente un tubo hueco que recorre todo el cuerpo), donde las moléculas grandes son descompuestas en moléculas más pequeñas mediante la acción de enzimas y luego absorbidas por el cuerpo del animal. Los órganos que realizan esta tarea forman el sistema digestivo.

En los seres humanos, la digestión empieza en la boca. Cuando masticamos nuestra comida, iniciamos el proceso digestivo rompiéndola en trozos pequeño, ¡nuestras madres tenían razón acerca de masticar bien!. Al mismo tiempo, una enzima en la saliva empieza la tarea de descomposición.

La digestión humana continúa en el estómago y los intestinos. En el estómago, el ácido clorhídrico mata los microorganismos y ayuda a producir una enzima, la pepsina, que empieza a descomponer las proteínas.

En el intestino delgado, las enzimas creadas en las paredes del intestino, el hígado y el páncreas realizan la importante tarea de descomponer los carbohidratos, proteínas, grasas y ácidos nucleicos. Los productos de esta descomposición son absorbidos a través de las paredes del intestino delgado. En el intestino grueso es extraída el agua de los alimentos digeridos antes de que éstos sean excretados.

Muchas bacterias simbióticas viven en el intestino grueso humano. La más famosa de ellas es la Escherichia coli (E. coli para abreviar). Una gran parte de nuestro conocimiento acerca de la biología molecular procede de experimentos efectuados sobre cepas de esta bacteria desarrolladas en el laboratorio.

Las vacas “rumían” mientras mastican su bolo alimenticio. Como muchos animales, la vaca no tiene nada en su tracto digestivo que le permita digerir directamente la celulosa. En vez de ello, la hierba masticada pasa a una cámara frente al auténtico estómago, llamada rumen, donde microorganismos residentes empiezan a descomponer la comida.

Mientras tiene lugar el proceso, la vaca regurgita periódicamente parte del material para ser masticado. Al final, la hierba digerida, ahora en forma de ácidos grasos, y los microorganismo pasan a través de un auténtico estómago y son digeridos.

En realidad las vacas no son vegetarianas. La hierba no es una buena fuente de proteínas, así que la vaca obtiene un doble servicio de sus microorganismos. En primer lugar, descomponen la hierba; luego, una vez completado este trabajo, efectúan el sacrificio definitivo y ellos mismos son digeridos por la parte inferior del estómago de la vaca.

Más información gráfica y detallada del proceso digestivo de las vacas en «Mitos populares y realidades sobre la leche y sus derivados».

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