No hay duda de que Ibiza es un destino del Mediterráneo ampliamente conocido por turistas de todo el mundo. No obstante, y casi siempre de cara al extranjero, esta isla parece estar más vinculada a las fiestas nocturnas de discotecas y clubes, en vez de a la naturaleza y paradisíacas playas de las que hace alarde. Y es que Ibiza se ha ganado el sobrenombre de «isla mágica», invitando a todos sus visitantes a recorrer y disfrutar de sus espléndidas calas y pueblos llenos de un encanto particular.
Por eso se ha convertido en una de las opciones vacacionales a tener en cuenta para cualquiera que desee vivir el Mediterráneo de una forma distinta. Vale la pena programar varios días para recorrer la isla a nuestro antojo, y la mejor manera de hacerlo es alquilando un coche para ello. Si queréis más información al respecto, podéis alquilar vuestro coche aquí: https://www.turborentacar.com/es/alquiler-coches-ibiza/.
Para que planifiquéis las mejores rutas, hemos confeccionado una pequeña lista con los sitios más interesantes que podemos visitar en Ibiza, ya que su visita es prácticamente obligada.
Islote de Es Vedrà (cerca de Sant Josep de Sa Talaia)
Entre los lugares más fascinantes de Ibiza, encontramos este peñón que se encumbra casi verticalmente unos 382 metros por encima del nivel del mar. Muchos de los habitantes del lugar le confieren propiedades mágicas, como el mito de que el islote es un punto de acumulación de energía. La naturaleza también está muy presente en su terreno, contando con una exuberante fauna, que engloba lagartos y distintas especies de aves marinas.
Vista del islote de Es Vedrà desde la costa ibicenca.
Cueva de Can Marçà (cerca de Puerto de San Miguel)
Aunque no se transformó en un reclamo turístico hasta entrada la década de los 80, la Cueva de Can Marçà posee la friolera edad de 100.000 años de antigüedad. Situada en la parte norte de Ibiza, en el pasado fue utilizada por los contrabandistas de la región para cobijarse. Actualmente podemos llegar a ella gracias a un increíble acantilado sobre la costa, creando un paraje con unas vistas fascinantes y salvajes a la vez.
Puestas de sol como marcos incomparables
Si hay un regalo de la naturaleza que nos encanta disfrutar, son las puestas de sol, pero lo mejor es que en Ibiza podemos vivirlas en todo su esplendor. Por eso no hay nada más relajado y bello que disfrutar de una puesta de sol ibicenca; y todo ello mientras nos tomamos un buen cóctel en alguna de las numerosas terrazas establecidas por la costa. Aun así, os recomendamos las playas de Punta Galera y Sant Antoni de Portmany como lugares destacados para apreciar mejor semejante espectáculo visual.
Atardecer ibicenco entre yates.
Dalt Vila (Ibiza capital)
Dalt Vila es el nombre con el que conocemos a la parte alta del núcleo histórico de la ciudad de Ibiza, que es un antiguo recinto amurallado. Dispuesto desde sus comienzos como enclave para defender el lugar de los asaltos de piratas y demás conquistadores, la muralla y sus distintas puertas de acceso siguen en pie actualmente. Su belleza histórica es indiscutible, por eso sus murallas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999.
Mercadillo Hippie de Las Dalias (Sant Carles de Peralta)
En Las Dalias se celebra los sábados (de 10 de la mañana a 8 de la tarde) un conocido mercadillo hippy, que es frecuentado por miles de personas que buscan originalidad y encanto. En este mercadillo podemos encontrar diferentes artículos como bisutería, objetos de decoración, moda y muchos otros de artesanía tan típicos de las Islas Baleares. Incluso los lunes y martes hay mercadillo normal por las noches, por lo que podemos pasear por el mercadillo y luego irnos a tomar algo a los distintos bares y restaurantes del área hasta altas horas de la noche.
Entrada al mercadillo de Las Dalias.
Pinturas rupestres de Ses Fontanelles
Puede que no relacionemos a Ibiza con las pinturas rupestres, pero hasta el arte prehistórico tiene cabida en la «Isla Mágica», más en concreto por la zona de Ses Fontanelles (noreste), donde encontramos una cueva denominada Sa Cova des Vi. Para acceder a la cueva debemos entrar por un acantilado, pudiendo disfrutar en su interior de las únicas pinturas rupestres de Ibiza y Formentera, las cuales deben remontarse a un periodo aproximado entre los siglos IV y VI a.C. (época púnica). Fueron halladas por el abad H. Breuil en 1917.
Santa Gertrudis (centro de la isla)
Este pueblo se encuentra en un enclave privilegiado, por lo que resulta ideal para conocer un típico pueblo ibicenco con mucho encanto. No se encuentra en la costa, sino en el interior, siendo un pueblo algo pequeño, pero que cuenta con bares y restaurantes. Posee una iglesia muy conocida que data del siglo XVIII, sobre la que gira bastante el turismo cultural que recibe.
Fachada iluminada de la ermita de Santa Gertrudis.
Practicar actividades como el snorkel
De igual manera que sucede con el resto de islas del archipiélago balear, en Ibiza las costas disfrutan de unas aguas cristalinas que invitan a sumergirse en ellas. Sumado al benigno clima mediterráneo, convierten a esta isla en un lugar ideal para practicar diferentes deportes y submarinismo. Si nos movemos hasta la Cala Xarraca (al norte), hallaremos un sitio ideal para estas actividades, como el buceo sin bombona de oxígeno (también denominado snorkel). Os lo recomendamos como forma de apreciar la naturaleza desde un punto de vista distinto, ya que los parajes de esta zona son de una incomparable belleza.
Sant Carles de Peralta (noreste)
El pueblo de Sant Carles de Peralta simboliza perfectamente lo que conocemos por un idílico paisaje del campo mediterráneo, con sus sembrados y sus blancas casas esparcidas por todo el panorama. En esta zona podemos encontrar también excelentes sitios de restauración de calidad, como el conocido Ca n’Anneta. El mercadillo de Las Dalias que hemos comentado arriba, también se encuentra cerca de este pueblo.
Calle peatonal en Sant Carles de Peralta.
Iglesia fortificada de Santa Eulària (Puig de Missa)
En el pueblo de Puig de Missa, si miramos a la parte superior de su cerro, divisaremos una iglesia bastante singular: hablamos de la capilla de Santa Eulària, que en el pasado no sólo funcionó como parroquia, sino que también se utilizó como torre defensiva ante las acometidas de los asaltantes (de igual manera que sucedió en Dalt Vila). Erigida como construcción religiosa en el siglo XVI, la iglesia fortificada de Santa Eulària poseía hasta cañones de bronce entre otros elementos bélicos.
