Algunos asteroides de gran tamaño en el espacio lejano poseen su propia luna. La primera vez que se descubrió este hecho, fue cuando Ann Harch recibió las primeras fotografías del asteroide Ida gracias a la sonda Galileo el 28 de agosto de 1993. En las imágenes se observó un satélite orbitando alrededor del asteroide, al que se bautizó con el nombre de Dactyl, en honor a las criaturas denominadas dáctilos que habitaban el Monte Ida en la mitología griega.
El asteroide Ida y su satélite Dactyl representado como un punto azulado a su derecha.
Dactyl tiene unas medidas de 1,2km. x 1,4km. x 1,6km., lo que supone 1/20 parte del tamaño de Ida. La forma en que orbita a Ida no ha podido ser determinada con exactitud. Aun así, se ha conseguido adivinar la densidad de Ida por la limitación de posibles órbitas, que revelaron que está compuesta de minerales metálicos.
Se piensa que Dactyl e Ida comparten muchas características, lo que supone un origen común, quizás procediendo de un asteroide mayor que se fracturó. Cuando los trozos fueron despedidos, algunos de ellos pudieron quedar atrapados en las órbitas de sus vecinos.
Imagen ampliada del satélite Dactyl.
Se estima que entre el 10% y el 30% de los asteroides, poseen su propia luna.
me encantó este tema, me gusta mucho la astronomia. muchas gracias :-)
genial estubo chevere