Es una realidad que la memoria ya no se utiliza tanto como antes, gracias o por desgracia, a los soportes para guardar la información que utilizamos diariamente.
La naturaleza del ser humano funciona de manera que facilita las tareas que realiza continuamente, y esto aplica para cualquier área. En cuanto a almacenar información y acceder a ella, resulta mucho más sencillo utilizar libros, fotos y cualquier medio que almacene datos. Es una manera que tienen los hombres de combatir el miedo a perder acceso a datos importantes.
¿Qué es la memoria y cuáles son sus tipos?
Una manera acertada de describir la memoria es como la capacidad de recuperar la información que ya habíamos recopilado con nuestros sentidos cuándo es necesario hacerlo. Es un mecanismo de supervivencia que funciona para aprender, y evitar cometer los mismos errores, la memoria y concentración se encargan de que el progreso sea posible.
Una de las creencias populares es que la memoria almacena recuerdos, pero esto no es completamente correcto. Lo que más bien hace al ser utilizada es reproducir los mismos estímulos electroquímicos que se utilizaron en el momento de vivir una experiencia. Esto se debe a que los sentidos son el medio que tiene el ser humano para comunicarse con el mundo exterior.
Además de la clasificación de la memoria por los sentidos, también se puede hablar de la memoria a corto y largo plazo, la procedimental y la declarativa. Todas ellas actúan al mismo tiempo y están conectadas entre sí con el objetivo de lograr un mejor funcionamiento y una respuesta rápida a las situaciones.
En ocasiones, este funcionamiento en conjunto crea recuerdos que no son completamente ciertos porque se olvida una parte de la información, y por tanto, tiende a rellenar los vacíos que quedan. Incluso puede que partes de esa información quede bloqueada por estrés y cansancio o por malas experiencias, aún así es posible trabajar en ellos para mejorarla, junto con la concentración.
Consejos para mejorar la memoria y concentración
Se puede hablar de la memoria como un archivador, es decir, almacena la información por asociación. Por tanto, es posible acostumbrarse a utilizar de forma consciente las asociaciones como una estrategia para que la mente recupere lo que ya sabes con mayor rapidez. Esto es lo que se conoce como reglas mnemotécnicas.
Abrir y cerrar las manos es un truco que pueden aplicar todos para trabajar la memoria. Al apretar el puño derecho durante 90 segundos, la memoria se ejercita. De la misma manera, apretar el izquierdo hace que recuperar la información sea más sencillo.
Los juegos que entrenan el cerebro contribuyen en gran medida con el rendimiento de la memoria. Jugar entre 15 y 20 minutos al día hace que la velocidad de procesar información aumente de manera significativa.
La dieta afecta directamente al cerebro, por lo que hay que tener en cuenta lo que se ingiere para ayudar a la actividad cerebral. La comida alta en grasas y proteínas, las verduras verdes, los frutos secos y el pescado azul son esenciales de incorporar en la alimentación para estimular la mente y prevenir su deterioro.
El chocolate tiene una sustancia llamada flavonoides que ayudan a tener un mejor desempeño cognitivo. Funcionan porque facilitan el trabajo de las neuronas y el cambio en las áreas del cerebro que se encargan del aprendizaje, la memoria y la concentración.
Además de dar energía, el café refuerza la memoria gracias a su componente principal, la cafeína. La idea no es abusar del mismo sino tomar una taza de café al finalizar un trabajo importante. Esto hace que la capacidad de retención de la información aumente.
Los buenos hábitos están íntimamente relacionados con la capacidad de aprendizaje. Hacer ejercicio regularmente, o estar activo físicamente hace que se libere norepinefrina, que mejora muchísimo acceder a los datos ya almacenados en el cerebro. Tener un buen sueño y dormir unos 20 minutos de siesta hace que se asiente mejor lo que hayas aprendido recientemente, para que luego sea más fácil recordarlo.