El turismo es una de las principales industrias del país, por la sencilla razón de que Marruecos es un país con mucho que descubrir. Además, se trata de una industria bien desarrollada centrada en su cultura y su historia. No es extraño que sea el país más visitado en África, y que tenga el objetivo de alcanzar próximamente los 20 millones de turistas al año.
Marruecos lo tiene todo: ciudades azul añil, como Chaouen (la perla azul), y ciudades de rojo adobe, como las kasbah, que puedes visitar en ruta; las playas de Essaouira y las montañas del Rif. Marruecos tiene nueve destinos considerados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. Son los siguientes: la Medina de Fez, la Medina de Marrakech, el Ksar de Ait Ben Hadu, la ciudad histórica de Mequinez, la Medina de Tetuán, el sitio arqueológico de Volubilis, la Medina de Essauira, la ciudad portuguesa de Mazagán y Rabat.
Pero es que además, a esos lugares con indiscutible valor, debes añadirle, por ejemplo, atractivos irresistibles como el Sahara. ¿Hay algo más subyugante que observar las estrellas en la quietud nocturna de este fascinante e inacabable desierto? Quizá contemplar el atardecer sentado en sus dunas…
Sin embargo, Marruecos no se agota en sus muchos sitios fascinantes. En realidad, hablamos de una experiencia multisensorial. Los sabores, los olores, los colores. Todo es diferente en Marruecos, donde siguen conservándose muchas tradiciones que te harán sentir de vuelta a un pasado que a veces te parecerá irreal.
Por ejemplo, no hay persona que no salga fascinada de algunos de sus irresistibles zocos. En estos lugares sigue respirándose la tradición del comercio antiguo, basado en el regateo de igual a igual entre el comprador y el vendedor. Son lugares donde se ponen a prueba tus habilidades como negociante y donde podrás encontrar productos increíbles que son, por sí mismo, una llamada a los sentidos.
Es el caso de los dulces típicamente marroquíes, o de las especias que se amontonan en los diferentes puestos, a los que dotan de un espectacular colorido.
Los zocos son vida porque son bullicio y ajetreo. Comprenderás en cuanto los veas la enorme diferencia entre el comercio que se ha impuesto en nuestras sociedades occidentales, estandarizado y uniforme, frío, y el que sigue rigiendo en estos lugares, en el que se respira autenticidad y emoción.
¿Y qué decir de sus hammam? Los baños son otra apelación a los sentidos. Si vas a Marruecos, incluye uno de estos baños entre tus actividades, porque saldrás de ellos completamente renovado.
Mezquitas, palacios y tradiciones… Todo en Marruecos remite a una sensualidad muy especial, a un embrujo que se disfruta a través de los sentidos. Tan solo tienes que dejarte llevar.