Vulcano o Hefesto para los griegos, era hijo de Júpiter y de Juno, y al venir al mundo, tal era su deformidad que su padre lo precipitó (otra versión cuenta que salió en defensa de su madre Juno, contra Zeus) desde lo alto de los cielos horrorizado ante tanta fealdad.
El aborto celeste fue rodando durante un día en el espacio y de torbellino en torbellino fue a parar al caer la tarde a la isla de Lemnos, cuyos habitantes, los sintios, le recibieron de tal forma que sólo se rompió una pierna.
«El hallazgo de Vulcano en Lemnos», de Piero di Cosimo. Data de 1495-1505.
Aunque Vulcano estaba privado de dones exteriores, era compensando abundantemente en los del genio: era el más industrioso de los inmortales. Con un poco de arcilla amasada con agua formó la primera mujer y supo embellecerla con tales atractivos, que los dioses invitaron a esta admirable criatura a que formara parte de su asamblea, la colmaron de dones y le dieron el nombre de Pandora.
Después de este primer éxito, Vulcano estableció en Lemnos dos fraguas considerables y en sus montañas fueron por primera vez pulimentados el oro, el hierro, el cobre y el acero.
Bajo su dirección se construyeron nuevos talleres en los antros de Lípari y en las cavernas del monte Etna: allí trabajaba Vulcano con sus Cíclopes, cuyos nervudos brazos levantaban sin cesar los martillos detonantes. Estos Cíclopes o herreros de Vulcano eran una raza de gigantes antropófagos que tenían solamente un ojo en medio de la frente.
Después de haberse casado con Venus, diosa de la belleza, Vulcano no encontró en esta unión la felicidad que esperaba, pero Júpiter le indemnizó de los sinsabores que el amor le ocasionaba constituyéndole dios del fuego, honor al que tenía tanto más derecho cuanto que cada día veía salir de sus talleres alguna obra maestra.
Afrodita (Venus) era amante de Ares (Marte), dios de la guerra, en secreto. Un día Apolo le comunicó dicha situación a Vulcano y este, loco por la rabia, fabricó una red de plata irrompible y prácticamente invisible para atrapar a los dos amantes en el acto.
“La fragua de Vulcano” de Diego de Velazquez. Data de 1630 y está en el Museo del Prado, Madrid. Vemos a Apolo con la sábana roja dejando su torso desnudo. Vulcano aparece reflejado como un mortal herrero, y a su vera se encuentran los Cíclopes que le ayudan en su oficio. Apolo se está chivando del adulterio de su esposa Venus con Marte, al que casualmente Vulcano prepara una armadura.
Después Vulcano llamó a los demás dioses del Olimpo para reírse de los amantes atrapados. Algunas de las deidades confesaron incluso que no les importaría estar en la piel de Marte. Vulcano castigó a los enamorados a permanecer atrapados hasta que terminaran el encuentro, pero escaparon en cuanto pudieron.
«Marte y Venus sorprendidos por Vulcano«, de Tintoretto (Jacocpo Comin). Data de 1555.
A ruego de Tetis fabricó para uso de Aquiles un casco, una coraza y un escudo que fueron el asombro y el espanto de los soldados troyanos. Solicitado por Venus forjó las armas de Eneas; por orden de Júpiter modeló aquel maravilloso escudo de Hércules que ninguna fuerza humana podía mellar ni romper.
Entre sus obras más notables merecen mencionarse el mágico collar que regaló a Hermione, esposa de Cadmio, el cetro de Agamenón y los veinte trípodes provistos de ruedas, que, por sí mismos y sin recibir impulso alguno, se trasladaban al anfiteatro donde se reunían los dioses.
«Vulcano forjando los rayos de Júpiter», de Rubens. Data sel siglo XVII y se expone en el Museo del Prado, Madrid.
Ordinariamente se representa a Vulcano en su fragua bañado por abundante sudor, ennegrecida la frente por el humo, empuñando con una mano un martillo y con la otra el rayo, con el pecho siempre descubierto y llevando un extraño birrete. Su pelo y su barba aparecen desordenados, a veces se le representa con los pies al revés o cojo.
Debido a su trabajo con el arsénico para endurecer el bronce, padecía una enfermedad de envenenamiento (arsenicosis) .
Sus hijos principales son: Cécrope, fundador y rey de Atenas; Erictonio, que vino al mundo con las piernas torcidas y que inventó los carros para ocultar su deformidad; y el bandido Caco, a quien Hércules mató en Italia.
«Vulcano y Eolo», de Piero di Cosimo. Data de 1495-1500 y se expone en la Galería Nacional de Canadá, en Ottawa.
«Venus en el taller de Vulcano», de Frans Floris de Vriendt. Data de 1560-1564.
Siempre me ha encantado la mitología. Buen post.
Me gusta el cuadro de LA FRAGUA DE VULCANO. Es genial.
Saludos.